Nuestra jefa del departamento de donaciones, Monika Glöcklhofer, viajó a Burundi y Ruanda en mayo en su primer viaje de proyecto. Escribe: « Estoy abrumada por el calor de la gente y su determinación para tomar sus vidas en sus propias manos a pesar de su pobreza y organizarlas bien. Experimento tanta energía, sobre todo por parte de los miembros Kolping. Y una solidaridad que se practica con tanta naturalidad.
Los encuentros con las familias son conmovedores y me impresionan profundamente. Han conseguido tanto. “Kolping ha cambiado mi mundo» es una frase que oigo muy a menudo. Me encontré con una mujer y sus cuatro hijos, cuya casa había quedado destruida por las desastrosas condiciones meteorológicas del año pasado. Con el apoyo financiero del fondo para catástrofes y la ayuda de sus hermanos y hermanas Kolping, pudo reconstruirla en otro lugar. Hace sólo cuatro años, otra mujer sólo contaba con las chanclas en los pies. Vino a la oficina Kolping y solicitó ayuda. Hoy me enseña orgullosa lo que ha conseguido: vive en una casa en medio de un frondoso jardín. Kolping le ha proporcionado una cisterna y una vaca. Los dos vivarachos niños son hijos de los vecinos. Estaban gravemente malnutridos, pero la leche de vaca fortaleció su salud.
En el Centro de Formación Profesional de Muramba, encontré a jóvenes adultos que se están formando para ser carpinteros, albañiles, sastres o electricistas. ¿Cuáles son sus sueños para el futuro? “Después de mi formación aquí, quiero estudiar diseño de moda y diseñar ropa de alta costura para mujeres en Ruanda.” – “Quiero ser el mejor electricista de mi región». –“ Quiero ser ingeniero civil y construir casas para el futuro en África». No tengo ninguna duda de que estos sueños se harán realidad.
Por supuesto, ya sabía cómo actúa Kolping. Pero ver el orgullo que siente la gente por lo que ha creado es sencillamente abrumador».
